PROYECTOS E ILUSIONES
Se
acaba el verano y con él las vacaciones para muchos. Añoramos esos largos días
de relax, dedicados a hacer todo aquello que no podemos durante el resto del
año porque nos faltan horas: leer, pasear sin prisas, sentarte a la orilla del
mar sin estar pendiente del reloj… No hay horarios que cumplir, no hay ataduras,
te sientes libre.
En
mi caso las vacaciones, entre otras cosas igual de placenteras, me permiten
dedicarme a una de mis grandes pasiones: escribir. Ya no tengo que apagar el
ordenador a las tres de la madrugada porque al día siguiente hay que madrugar; tampoco tengo que hacer milagros para
sacar un par de horas que me permitan ponerte con esa historia que no puedo
apartar de mi cabeza ya que tengo muchas disponibles.
También
el verano es mi tiempo de lectura, de rebajar esa alta pila de libros que voy acumulando
durante todo el año, de recrearme en las historias que otros crean, de aprender
de grandes autores. Porque una de las tareas que todo escritor debe
realizar, paralelamente a la de escribir, es leer, que eso siempre enriquece.
Estos
dos meses han dado para muchas cosas. He
avanzado en el proyecto en el que estoy actualmente embarcada, lo que me
satisface, y sobre todo he leído mucho y he disfrutado de todas esas cosas que
aportan pequeños momentos de felicidad, que en eso consiste la esencia de la
vida.
Con
ilusiones renovadas afronto el año que
tenemos por delante, y que, si nada lo impide, va a ser productivo en muchos
aspectos. En el literario ya puedo adelantar que durante el 2018 está prevista
la publicación de los dos volúmenes que faltan de la serie Hermanos Rawson, lo
que me hace mucha ilusión porque son dos historias preciosas que vais a disfrutar, estoy convencida. Y, además, alguna sorpresa que no puedo desvelar aún
porque entonces dejaría de serlo.
Os
seguiré informando.
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