COLABORACIÓN EN REVISTA LITERARIA


El 2 de enero se publicó el número 1 de Acantilados de Papel, una nueva revista de divulgación literaria. En ella han participado con sus obras más de treinta escritores y escritoras, entre las que tengo el honor de incluirme.
Mi relato corto se titula LA ÚLTIMA CITA, aparece con mi nombre, Fuensanta Vidal, y se encuentra en la página 55.
Os dejo el enlace desde el que podéis leer y descargar la revista.

ACANTILADOS DE PAPEL,nº 1 


 
LA ÚLTIMA CITA

Reparó en ella nada más entrar en el bar. Ocupaba un lugar al final de la barra, sentada en el alto taburete, mostrando generosamente sus largas piernas cruzadas.
Se sentó en un lugar algo apartado pero desde el que podía observarla. Era hermosa como pocas y parecía ausente, con el semblante serio y la mirada clavada en un punto indefinido. La copa, de bordes escarchados y líquido de vistoso color, permanecía intacta ante ella.
Siguió observándola durante largos minutos, en los que apuró su whisky con hielo, preguntándose qué hacía allí y cuál sería la causa de la tristeza que mostraba su rostro.
Mientras se tomaba la segunda copa, llegó a la conclusión de que ella esperaba a alguien, un hombre con toda seguridad, al que envidió en secreto; una mujer como ella era un exquisito regalo para cualquiera.
“Si el afortunado continua retrasándose -se dijo-, los habituales ligones comenzarán a pulular a su alrededor como moscas sobre la miel, y ni su triste semblante o el invisible cartel de “no molesten” que delata su actitud, serán suficientes para ahuyentarles”.
Con el tercer whisky se decidió a abordarla. No soportaba verla sola, abandonada por aquel desconsiderado, fuera quien fuese. Una mujer como ella no se merecía ese trato.  
Caminó en su dirección algo tambaleante, sintiendo una opresión en el pecho y un sudor frío empapándole el cuerpo. “Tanta belleza me acelera el corazón”, pensó entusiasmado.   
-Has tardado en llegar –dijo ella como en un susurro.
-¿Me esperabas? –le preguntó asombrado. No podía creer en su suerte.
-Sí. Hoy te esperaba a ti –respondió con enigmática sonrisa.
Él sintió un fuerte dolor en el brazo izquierdo y dejó caer el vaso que sujetaba. Mientras se desplomaba, la miró con aterrados ojos.
-¿Quién eres? –demandó con su último aliento de vida.   
El bello rostro de la mujer se transformó en horrible máscara sepulcral, y respondió con siniestra carcajada: la Muerte.
 

© Fuensanta Vidal.Todos los derechos reservados
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